Manifiesto de la Arquitectura Futurista, Antonio Sant’Elia

El autor de este manifiesto fue un italiano dedicado a la arquitectura y al urbanismo. En su obra (siglo XX) critica los movimientos que en su tiempo destacaban y proponía una nueva forma de entender la arquitectura que se conocería como Futurismo.

Retrato Antonio Sant'Elia
Retrato Antonio Sant’Elia

Sant’Elia se dedica en su escrito a desprestigiar fulminantemente al movimiento que surge durante su etapa que trata de crear un nuevo estilo muy formal que consiste en traer de vuelta los rasgos arquitectónicos más clásicos, con formalidades como las descritas en el Vitruvio, trayendo de vuelta una grotesca combinación de estilos clásicos como el griego o el romano.

Es lógico que desarrolle tal enfado hacia este estilo, pues la arquitectura puede ser simple y llana, ornamentada y recargada, compleja en formas… pero lo que no puede ser es fruto de un simple juego formal, un producto que se vende como fresco, pero que no es más que un pastiche rancio de algo que ya ha caducado hace tiempo y se ha vestido de nuevo.

Además, como bien señala el arquitecto en su manifiesto, es un horrible desperdicio utilizar técnicas novedosas, como la introducción del acero o del hormigón armado, en algo que podía construirse con simple mármol. Es como si al descubrir el plástico, siguiéramos empeñados en fabricar lanzas, flechas o hachas primitivas. Si los materiales cambian, las técnicas también deben hacerlo, para llevar a este material a sus nuevos límites, aún por descubrir. Este será el cauce que deba seguir la arquitectura para evolucionar.

A continuación, Sant’Elia también añade algo que es muy difícil de apreciar desde dentro, hay que tener mucha perspectiva histórica para poder hacerlo, y es que la arquitectura lleva siglos moviéndose en el mismo ámbito, evolucionando pero manteniendo unas reglas. En ese momento, con los nuevos avances y descubrimientos se abre un mundo de opciones y nace una nueva mentalidad, mentalidad que debe hacer como si el pasado no existiese (porque realmente no existe para tal presente) y crear la nueva arquitectura, una que rompa con todo porque sea independiente de todo, y así poder evolucionar.

Modelo nueva ciudad
Modelo nueva ciudad

Ahondando en materia, el escritor entra directamente en la propuesta, que dice, no debe continuar con un recurso que ya está sobreexplotado, como es la decoración. Y lo más importante es presumir de los nuevos materiales, de las máquinas, no esconderlas para mostrar una imponente capa de piedra monumental, sino dejar ver la belleza de lo moderno en los materiales pelados, el hormigón y el acero reluciendo grises en robustos edificios que dejan las calles ridiculizadas, como un hombre que muestra el funcionamiento de los intestinos, lucir el funcionamiento de los ascensores mediante el cristal, y acabar con el legado de las escaleras. Todo esto, como ya ha quedado claro, sin estar al servicio primordial de la utilidad, sino sirviendo al arte.

Modelo nueva ciudad
Modelo nueva ciudad

Esta propuesta analizada fríamente es bastante arriesgada, abocada al fracaso probablemente. Quizás la gente se asombre al ver la inmensidad de los edificios y la dureza de los materiales, pero pocos años más tarde la gente solo vera una cárcel de hormigón y metal que encerrará en unas angostas calles desprovistas de sol y con un deprimente tono gris.

Arriesgada, pero posiblemente la apuesta que la arquitectura necesitaba para salir del estanque en qué estaba. El modelo podría funcionar siempre y cuando se tratase de una arquitectura efímera, que solo aguantase a una generación, como pretendía Antonio Sant’Elia.

Deja un comentario