El texto pertenece a Ballard, autor de ciencia-ficción nacido a mediados del siglo XX en plena revolución de las máquinas. El autor frecuentemente recurre a la distopía, creando situaciones indeseables, como es el caso de esta narración.
En Bilenio, el autor narra una historia que nos sitúa en un futuro próximo a su época, en el que la sociedad sigue las líneas que venía marcando su trayectoria, en la que el éxodo rural ha llegado a un límite en el que el campo es una fábrica de superproducciones que limita espacialmente a la ciudad y que no acoge a más población. En consecuencia, las ciudades, encerradas, siguen su desmesurado aumento poblacional (propiciado además por el Estado), incrementando insalubremente los habitantes por hectárea.
Lo más peculiar de este caos descrito es la forma en qué viven las personas. Los llama cubículos, y son habitaciones diminutas, individuales o compartidas donde duermen los ciudadanos. Estos cubículos tienen la inhumana superficie de 4,5 metros cuadrados, que apenas permite sitio para una cama y un armario. Toda esta barbarie sumada al acoso por partes de inspectores que miden exhaustivamente las “viviendas” y de leyes que ante el increíble aumento de población reducen cada vez más las dimensiones máximas de los cubículos.
Las calles son descritas como marabuntas de personas arrastradas las unas por las otras que se desplazan todas en un mismo sentido inexorablemente, como corrientes que hay que elegir premeditadamente según el destino.
La historia narra las experiencias de dos personas normales y corrientes de esta época, que acosadas por sus arrendadores deciden mudarse a un cubículo compartido. Por azar, descubren una puerta tapada que da a una habitación de grandes proporciones en comparación a los cubículos en qué vivían.
Fascinados, los dos amigos deciden que uno se quede en el cubículo y el otro use el cuarto solo para dormir. Pero ante la “enormidad” que ven en el cuarto, los dos se meten en este y pasan allí el día, sintiéndose incluso privilegiados. En el resto del relato, invitan a dos amigas, que a su vez van trayendo más y más gente al cuarto, que acaba pareciendo un centro de acogida.
La narración sirve para darnos cuenta de qué poco valoramos el espacio del que disponemos, y a su vez, como estos personajes, viviendo en condiciones infrahumanas creen estar viviendo en una lujosa suite. El texto te traslada a un estado de ceguera, en el que lo que se concibe no es real. Nos explica (aunque llevado al futuro y de modo exacerbado) las condiciones que tuvieron que soportar nuestros ancestros a causa de un descontrol de natalidad impensable y una imposibilidad de aumentar el radio de las ciudades y la falta de rebelión y de organización presente en el pueblo. Todo culpa de una falta de previsión intolerable y una organización pésima y desequilibrada de las ciudades.
Desde luego que es irremediable el daño que causó la inexistencia de gestión urbanística competente en aquella época, pero al menos, obtengamos a modo de lección histórica la moraleja de no permitir tales condiciones de espacios sin espacio, sin luz y repletos de contaminación por todos lados y rebelarnos en el momento oportuno, cuando aún estemos a tiempo de salvar algo.
La Arquitectura por el Tejado 